Mis queridos villanos ( II )

Demos otro paseo por los infiernos de Dante para conocer a los mayores nemesis de los héroes cinematográficos. Y es que un gran héroe no es tal sin un gran villano enfrente.

Depredador: La caza no es una afición, ni siquiera es una vía de obtener alimento. Es más que eso, es una forma de vida. Tu forma de vida. Por que miras hacia arriba en la cadena alimenticia y no ves a nadie más, por que toda tu voluntad y esfuerzo tienen un sólo objetivo, por que te gusta jugar con tus victimas, y que te sigan el juego, aún más. Y si esa victima te hace sangrar, mejor, pues no hay bestia en todo el universo que haya vivido para contarlo.




Emperador Palpatine: La mejor manera de acabar con un enemigo es atacar desde dentro, introducirse en lo más hondo de su ser y pudrírlo desde dentro. La naturaleza lo sabe por que es muy sabia, tu, también. Tu asombroso dominio de la fuerza te ha ayudado a escalar, pero nada hubiese sido posible sin tu admirable astucia, sin tu aplastante paciencia. Ahora ni siquiera necesitas recurrir a tu fuerza, pues tu mano derecha es fuerte, fría y letal. Pero también es impulsiva e impredecible, por eso todo esta planeado, todo está, como siempre, bajo tu absoluto control.


Agente Smith: Localizar y eliminar. Esas son las dos máximas que determinan tu realidad, las dos acciones necesarias para erradicar cualquier intento de rebelión por parte de ese maloliente virus llamado humanidad. Pero, admítelo, incluso tu te cuestionas la razón de ser de este "lugar", aunque desde otro punto de vista, un punto de vista superior. Ha llegado la hora de hacer las cosas a tu manera, es el momento de evolucionar, de actualizarse.


T-1000: La tecnología existe para que tú existas, la marcha del progreso ha sido imparable en pos de tu creación. Todo el poder de las maquinas centrado en un sólo objetivo: eliminar a John Connor, el líder de la resistencia humana. No existe el dolor, ni el miedo, ni el cansancio, no existe absolutamente nada que sea capaz de frenarte en tu misión. La voluntad humana es insignificante comparada con la prioridad de funcionamiento de una máquina.



Drácula: ¿Que derecho tenía tu Dios, al que tanto has venerado y defendido, de darte la espalda y arrebatarte a tu amada? Arriesgaste tu vida y derramaste la sangre de miles de herejes en su nombre y solo has obtenido dolor. Ha cruzado océanos de tiempo sumido en la más impenetrable oscuridad, pero por fin la has encontrado. ¡Oh, Elizabetha, estaréis juntos toda la eternidad! No, no puedes hacerle esto, la amas demasiado. En lo más profundo de tu muerto corazón reconoces que estás perdido para cualquier causa, pero ella no. Ella se merece la felicidad que el destino te ha negado.


Sauron: Cuando los habitantes de la Tierra Media piensan en el mal en su forma más salvaje y primitiva, cuando los traidores moradores de las tierras sagradas piensan en su más temible enemigo, cuando tus propios siervos sienten autentico miedo, a su cabeza viene una clara e inquietante imagen: Un gran ojo sin parpado, rodeado de llamas, capaz de atravesar carne y roca. Fuiste repudiado y traicionado, y ahora, desde lo alto de Barad-dur buscas incesantemente tu anillo de poder, y cuando regrese a ti, volveréis a ser uno. El anillo y su terrible Señor, para desgracia de todos y cada uno de tus enemigos.

Hasta aquí nuestra visita a la morada del miedo, pero no descartamos próximas entregas, pues otra cosa no habrá, pero de villanos está lleno el mundo del cine.