¿Cómo se me podía haber pasado por alto esta mujer? ¿Cómo podía haber olvidado esa mirada? ¿Cómo no podía estar ella entre las musas de este lugar? Estas y otras preguntas existenciales fueron las que me hice a mi mismo cuando no hace mucho me dio por volver a ver, tras muchísimos años, el vídeo del "Be My Baby" de Vanessa Paradis. Misterio, sensualidad, una maravillosa voz y mucha, mucha belleza. ¡Que mujer!
Tras quedarme hipnotizado durante lo que duraba la canción y las 5 horas siguientes me decidí a buscar toda su discografía y filmografia. No quería perderme ni un segundo de su carrera, y bendita la hora en que lo hice, pues gracias a ello descubrí una maravilla de película, de esas que cuando acaban te hacen gritar cual Garci ¡Que grande es el CINE! Si, con mayúsculas, en negrita y en lo que haga falta.
La chica del puente (La Fille sur le pont) comienza con un relato en primer plano de Adele (Vanessa Paradis) en el que relata a un interlocutor desconocido como ha sido su vida hasta ese momento, dos meses antes de cumplir los 22. Una relato crudo sobre una vida de engaños y desengaños, mala suerte y mucha ingenuidad. Adele siempre creía en las bonitas palabras del primero que se acercaba y siempre acababa sola y más desdichada que antes, hasta el punto de creer que personas como ella existían para mejorar la vida de los demás. Para ella, el futuro no es más que una sala de espera, una gran estación de tren en la que la gente pasa corriendo, con prisa, sin verla. Cogen taxis y trenes, tienen un sitio a donde ir, alguien con quien encontrarse mientras ella se queda sentada, esperando a que ocurra algo.
En esta poderosa introducción rodada, como todo el film, en un intimista blanco y negro, la Paradis derrocha sentimiento y naturalidad, haciendo tan creíble e interesante su relato que si me dicen que toda la película es un monologo de Adele yo me quedo tan contento. En pocos minutos el director Patrice Leconte consigue con las más absoluta sencillez contar lo que a otros les llevaría varias películas y un saco de millones. Una bofetada de buen cine.
Tras esto, nos encontramos con Adele al borde de un puente, dispuesta a saltar a las frías aguas para acabar con su desgracia, pero, en el último momento una voz salvadora le dice: "Pareces una joven a punto de cometer una estupidez". Esa voz es Gabo (Daniel Auteuil), un peculiar lanzador de cuchillos que rescata a jóvenes suicidas a punto de saltar para utilizarlas como asistentas - diana en su peligroso espectáculo. A fin de cuentas, si tanta gana de morir tienen no tendrán miedo....o sí?

Gabo le pide que confíe en su suerte, por que la palabra catástrofe que lleva escrita en la frente no se quitará con agua. La suerte hay que quererla, hay que mimarla. Hay que creer en ella. Pero ¿qué es la suerte? Y, ¿de donde surge?. ¿Pertenece a la bella Adele por que por fin ha creído en ella o a Gabo por que ha encontrado a su musa e inspiración?. Si, su inspiración. Por que Gabo no le pone ni un dedo encima mientras ve como ella, presa de su eterna ingenuidad, cae en los brazos del primero que le lance una mirada cariñosa. Sin embargo, ambos se darán cuenta de que nada funciona si estan separados, que un billete roto no vale nada sin su otra mitad, y que la suerte es algo que solo parecemos tener cuando somos realmente felices.
Esta es una de esas peliculas que me hubiese encantado ver en una sala de cine. Debe ser un lujo poder dsifrutar en pantalla grande de todas esa miradas que dicen más que 100 paginas de habladurias y de escenas como las de los lanzamientos de cuchillos en las que Adele rebosa más sensualidad que en cualquier escena mucho más explicita, seduciendonos envuelta en un halo de misterio en el que el perfecto blanco y negro, los peculiares movimientos de camara y la magnifica banda sonora redondean el efecto.
En este film encontramos un poco de todo. Tenemos una atípica historia de amor, tenemos sonrisas y lagrimas, encantos y desencantos, ilusiones y sueños, tensión, alguna que otra gota de sangre y una pizca de humor negro, como en la hilarante conversación entre tres personas que se acaban de arrojar de un puente, Adele, Gabo y un desconocido que anima a Adele a seguir intentándolo, ya que las primeras veces es complicado conseguir suicidarse. Es una pelicula de sentimientos, una pelicula que se siente.

Una película de las que te dejan una sonrisa en la boca, de las que querrias poder ver todos los dias. Pero dejemoslo así. Descubramos poco a poco estás maravillas, pues si todos los días nos encontrarasemos con algo así llegaría el momento en el que no sabríamos apreciarlo. Como la suerte, uno no la aprecia lo suficiente hasta que no llega el día en el que, por una u otra razón, se da cuenta de que esta le ha abandonado.